Los trabajos efectuados en la antigua ciudad romana de Salionca han identificado su abandono y destrucción a finales del siglo V d. C. Este hecho parece estar asociado con las invasiones bárbaras y ha quedado representado en el registro arqueológico por la aparición de un potente incendio y la ocultación del significativo depósito de herramientas de la imagen adjunta.

Ahora bien, ¿qué supuso para la explotación salinera la desaparición del centro neurálgico del poder político, social y económico del territorio? La sal continuó siendo un producto de vital importancia en la economía, por lo que en la nueva reorganización del territorio tuvo que tener un peso muy importante el control de la fábrica.

La pérdida del poder centralizado ejercido desde la Salionca romana, así como las dificultades que tuvieron los nuevos poderes para controlar de forma temprana y efectiva el territorio, favorecieron la presencia directa en Salinas tanto de los individuos que trabajaban en él como de las aristocracias locales y regionales que pasaron a controlar la explotación. De este modo, se desarrolló a partir de este momento una compleja comunidad salinera en el valle que continuó elaborando y comercializando la sal obtenida sobre las plataformas de evaporación.

Los individuos que se asentaron en Añana no se concentraron en un único enclave, sino que construyeron sus unidades domésticas y los almacenes en el entorno de la fábrica de sal. Esto dio como resultado un hábitat disperso que se iniciaba en la parte baja de las laderas del valle -entre las propias plataformas de evaporación- e iba subiendo en altura en función de las características del terreno y del trazado de las vías de comunicación.