El Valle Salado de Añana es un ejemplo representativo de buenas prácticas en patrimonio cultural y medioambiental que aúna de forma armoniosa la gestión y puesta en valor, así como la recuperación sostenible de todos los valores tangibles e intangibles presentes en su paisaje.
Su principal fortaleza reside en el apoyo unánime de las instituciones públicas, la ciudadanía del territorio y, sobre todo, de la comunidad local.
El Plan de Gestión es un documento actualizado en el año 2013 para la candidatura del Valle Salado a Patrimonio Mundial de la UNESCO. Se fundamenta en un sólido Plan Director desarrollado entre los años 2000 y 2004 por un amplio equipo multidisciplinar que documentó y estudió el Valle Salado desde todas sus perspectivas y propuso el camino y los pasos a seguir para lograr su puesta en valor. Las directrices recogidas en el Plan de Gestión son la guía para recuperar la sostenibilidad del Valle Salado.
El carácter evolutivo del proyecto y la experiencia acumulada a lo largo de este tiempo han llevado a desarrollar nuevas líneas de trabajo e introducir cambios y mejoras en las ya planteadas anteriormente. De este modo, el Plan de Gestión engloba el Plan Director y todas las actualizaciones necesarias para potenciar y garantizar el futuro de esta fábrica de sal única en el mundo.
La recuperación y puesta en valor del Valle Salado es un proyecto ejemplar por los siguientes motivos:
- Por fomentar la investigación y el conocimiento mediante un Plan de Gestión redactado por un equipo multidisciplinar e interdisciplinar de arquitectos, arqueólogos, medioambientalistas, geólogos, economistas, paisajistas… Sus directrices proporcionan un presente y un futuro de oportunidades al Valle Salado y su entorno territorial.
- Por ser un ejemplo de colaboración institucional y ciudadana. En este proyecto colaboran todas las Administraciones Públicas competentes en patrimonio y la población que habita en el entorno del Valle Salado. Todas ellas se integran en la Fundación que gestiona el bien.
- Por contribuir y ser un modelo de recuperación a nivel mundial de un paisaje cultural vivo, donde se aúnan en perfecto equilibrio tradición y modernidad. Las técnicas constructivas y productivas del “saber hacer” desarrolladas por los salineros durante más de 7.000 años conviven con los necesarios avances constructivos y productivos que convierten el Valle Salado y su Sal de Añana en ejemplos de referencia internacional.
- Por integrar el valle en las políticas de gestión y protección cultural del patrimonio en todas sus vertientes: declaración como Bien de Interés Cultural (máxima protección posible) y como Humedal Ramsar o las candidaturas a la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO y a Sistemas Ingeniosos de Patrimonio Agrícola Mundial (GIAHS).
- Por promover internacionalmente en la sociedad de forma muy diversa los múltiples valores del paisaje cultural, intentando concienciar de la importancia de los oficios tradicionales en las labores de recuperación y mantenimiento del frágil equilibrio ecológico de estos ecosistemas.
- Por potenciar la recuperación social y económica del Valle Salado y su entorno desarrollando políticas de empleo y formación entre sus ciudadanos, especialmente los jóvenes, y por fomentar el sentimiento de orgullo, pertenencia e identidad de las personas que viven en él y lo disfrutan.
- Por ser ejemplo de la participación activa de la sociedad en el uso y gestión del bien. Prueba de ello es la sociedad de salineros Gatzagak, propietaria original del Valle Salado. Esta sociedad tiene 900 años de historia y ha realizado uno de los mayores actos de generosidad y respeto al patrimonio: donar la propiedad de las eras a la Fundación Valle Salado de Añana.
Esta sociedad, depositaria del patrimonio intangible, y el Ayuntamiento de Añana representan al conjunto de la comunidad local y forman parte de la Fundación. Así se cumple otro de los principios básicos de la Convención Europea del Paisaje: que la población de Añana forme parte activa de la gestión del bien. Quedan así reconocidos sus derechos y responsabilidades en los procesos de adquisición de conocimiento y toma de decisiones.